Archives July 2019

Ansiedad social paralizante

“Nombre, imagínate, si truena, ¿qué voy a hacer? ¿Y qué van a decir de mí?”

De alguna u otra manera, la duda y el miedo llegan a todos los emprendedores del mundo. Si no lo sintieran estarían locos. Pero, muy lejos de dejar de sentir ese miedo, la verdadera proeza es, a pesar de ese miedo, seguir adelante con tus planes y tus sueños.

Ahora, no me malentiendan, no se trata de aventarse a armar un negocio sin haber hecho un verdadero análisis de lsus probabilidades de éxito, y de todo lo que se necesita hacer para que el proyecto se critalice y opere. No, se trata de que aún despues de haber hecho todos esos análisis y planes, a pesar de haber recabado información y confirmado la viabilidad del negocio, se mantenga ese temor dentro de nosotros. Ese temor que muchas veces es paralizante.

Aquí, un ejercicio de introspección es necesario. Es indispensable separar los miedos y clasificarlos.

De todos los miedos que puede una persona sentir, uno de los más paralizantes es la ansiedad social. Esa que te hace que en la cabeza te imagines a tus amigos o a tus papás o a tus compañeros (you name it), con sus caras de lástima o soberbia diciéndote “te lo dije”.

Bueno, todo eso está en tu cabeza, lo más probable es que esas escenas nunca sucedan. Y, si de hecho suceden, deberas aplicar el plan HP (hazte como que no lo oyes). Ignóralos. Tu crecimiento, tu desarrollo y tus metas son tuyas. Nadie va a luchar la batalla por tí. Apóyate de los que te apoyan y da el salto al abismo. Podría ser una ilusión óptica y tal vez haya piso firme debajo de tus pies. Sólo da el primer paso.

Dinos qué piensas y sientes…

Deja de vender

Hace 60 años, la gente estaba asombrada por todo lo nuevo que podían ofrecerles las empresas. Ver una nueva lavadora, una marca de ropa del otro lado del mundo, no sólo causaba asombro, sino deseo y hasta estatus al adquirirlo.

La figura del vendedor viajero, el que iba de ciudad en ciudad, y de casa en casa haciendo cambaceo, era vista como alguien chambeador, con una vida difícil pero exitosa.

Las grandes empresas empujaban su marca y sus productos en radio y TV, y con eso era suficiente. Los consumidores les creerían sin dudar acerca de todos los atributos maravillosos de sus productos.

Las cosas han cambiado: Ya no hay asombro de parte de los mercados, ya no hay novedad. El ritmo de la innovación se ha acelerado a tal grado que las personas se han acostumbrado a los nuevos gadgets y sus funciones. Las marcas ya no pueden confiar en que publicitando venderán.

Entonces hay que dejar de vender. Ahora hay que enamorar y dejar que la gente venga a ti. Y una vez atendidos, reenamorarlos.

El primer paso en el camino al enamoramiento de evangelistas de marca es justamente la creación de la marca por medio de un Brandlove.

Y ya no es suficiente diseñar una marca y publicitarla hasta el cansancio. Ahora la forma de crear y CONSTRUIR una marca es generando y entregando valor al ecosistema que estamos sirviendo.

Desde el principio hay que dar algo que entretenga, eduque o inspire a tus clientes potenciales. Que les ayude en su vida diaria. Que les permita integrar tu marca a su cotidianeidad. Y sólo entonces, una vez enamorados, entonces sí puedes abordar el tema de hacer negocio con ellos.

Por eso, en vez de crear un comercial ingenioso, hay que identificar oportunidades de crear valor.

Dinos que piensas y sientes…