Ansiedad social paralizante
“Nombre, imagínate, si truena, ¿qué voy a hacer? ¿Y qué van a decir de mí?”
De alguna u otra manera, la duda y el miedo llegan a todos los emprendedores del mundo. Si no lo sintieran estarían locos. Pero, muy lejos de dejar de sentir ese miedo, la verdadera proeza es, a pesar de ese miedo, seguir adelante con tus planes y tus sueños.
Ahora, no me malentiendan, no se trata de aventarse a armar un negocio sin haber hecho un verdadero análisis de lsus probabilidades de éxito, y de todo lo que se necesita hacer para que el proyecto se critalice y opere. No, se trata de que aún despues de haber hecho todos esos análisis y planes, a pesar de haber recabado información y confirmado la viabilidad del negocio, se mantenga ese temor dentro de nosotros. Ese temor que muchas veces es paralizante.
Aquí, un ejercicio de introspección es necesario. Es indispensable separar los miedos y clasificarlos.
De todos los miedos que puede una persona sentir, uno de los más paralizantes es la ansiedad social. Esa que te hace que en la cabeza te imagines a tus amigos o a tus papás o a tus compañeros (you name it), con sus caras de lástima o soberbia diciéndote “te lo dije”.
Bueno, todo eso está en tu cabeza, lo más probable es que esas escenas nunca sucedan. Y, si de hecho suceden, deberas aplicar el plan HP (hazte como que no lo oyes). Ignóralos. Tu crecimiento, tu desarrollo y tus metas son tuyas. Nadie va a luchar la batalla por tí. Apóyate de los que te apoyan y da el salto al abismo. Podría ser una ilusión óptica y tal vez haya piso firme debajo de tus pies. Sólo da el primer paso.
Dinos qué piensas y sientes…