Ni los diamantes
Ni los súper autos; ni los excesos; ni la opulencia.
Los nuevos consumidores están redefiniendo lo que significa lujo, y están dirigiendo sus dineros hacia esos nichos.
Las cosas valen menos que las experiencias, y ahora se coleccionan emociones (capturadas, obviamente, en la red social de turno). Eso sí entre más raras, mejor.
Entonces, cada punto de contacto se convierte en una oportunidad de diferenciación y de construcción de amor a la maraca y la experiencia que ésta proporciona.
Si 1 de cada 4 comensales millennial no regresaría a un restaurante si no tuvo una experiencia memorable, imagina el impacto en tu negocio no haber entregado una.
Bienvenidos, quieran o no, a la era de las experiencias.
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