Nadie puede tener todas las ideas
Nadie puede saberlo todo. Por eso es indispensable escuchar lo que TODOS tienen que decir. Después de todo, para eso se supone que están ahí.
Nadie puede saberlo todo. Por eso es indispensable escuchar lo que TODOS tienen que decir. Después de todo, para eso se supone que están ahí.
Se tienen 25 ideas en la mesa. Todas, de alguno u otra forma, resuelven el problema en cuestión. El equipo no tiene claro cuál debería ser la seleccionada. Alguien dice: “Ya párenle. Ya con estas. Hay que escoger una”.
Aquí está pasando una de dos cosas: o todas son súper buenas o todas apestan.
Cuando una idea causa awe, se sabe. Es un sentimiento claro de sorpresa, emoción, admiración y hasta felicidad. Es como ver un cuadro que nos atrapa. Es ese sentimiento de erizamiento en brazos al oír el solo de Coming back to life.
Si todas las ideas causan ese tangibly awesome que siempre buscamos en HMT… simplemente échalas a la suerte, eso sí, asumiendo que todas están alineadas a la estrategia.
Si ninguna trae ese awe…entonces a regresar al lienzo en blanco.
Puede que seas el más cool y activo adulto contemporáneo. Joven de corazón y todo eso. No, no chavo ruco.
También puede que seas muy joven. Recién salido de la uni o ni siquiera eso. Tienes toda la energía, lleno de ideales.
Como sea, es súper importante mantener una conexión con otras generaciones y debe ser de manera cercana. ¿Qué más cercano que hacerlos parte de tu equipo?
Un equipo lo más heterogéneo que se pueda: multigeneracional, de diversas carreras, trayectorias laborales y hasta géneros, casi siempre ayuda a generar las ideas más divergentes y de alto valor.
Es un reto mantener la comunicación abierta, respetuosa y tolerante, pero cuando se logra, la riqueza de las soluciones bien valen los esfuerzos de integración.
“Este es mi sueño… “Siempre he querido… “Desde hace años me he imaginado tener un…
Esas frases son inspiradoras, hablan de alguien que, por fin, está moviéndose en la dirección de sus sueños. Y de eso debería tratarse siempre la vida. Peeeeeeeero siempre, siempre, siempre que seguir los sueños tenga que ver con una empresa, hay que tener en la mente un hecho: las empresas no son para los dueños, son para los clientes y empleados.
Si bien es cierto que puede ser la pasión de una vida o el propósito más grande que alguien pueda tener, siempre que haya la necesidad de plantearlo como un negocio, dicha pasión o propósito se transforma de algo personal en algo para alguien más.
Habrá que tenerlo siempre presente al momento de diseñar la empresa y tomar decisiones basados en lo que el segmento objetivo necesita y no en lo que a mi me gusta.
Ni los súper autos; ni los excesos; ni la opulencia.
Los nuevos consumidores están redefiniendo lo que significa lujo, y están dirigiendo sus dineros hacia esos nichos.
Las cosas valen menos que las experiencias, y ahora se coleccionan emociones (capturadas, obviamente, en la red social de turno). Eso sí entre más raras, mejor.
Entonces, cada punto de contacto se convierte en una oportunidad de diferenciación y de construcción de amor a la maraca y la experiencia que ésta proporciona.
Si 1 de cada 4 comensales millennial no regresaría a un restaurante si no tuvo una experiencia memorable, imagina el impacto en tu negocio no haber entregado una.
Bienvenidos, quieran o no, a la era de las experiencias.
¿Qué es más difícil? ¿Conocerse o definirse?
La segunda es imposible sin la primera, aunque muchas empresas empiezan así. Y en ocasiones se encuentran en un nicho o industria que es tan noble que pueden pasar años antes de que sea necesario entrar en estos menesteres filosófico-corporativos.
Si no se tiene una buena definición del negocio, se corre el riesgo de querer ser todo para todos y terminar siendo nada al querer satisfacerlos a todos, tanto clientes como empleados.
Un conocimiento propio sincero podría evidenciar que no se tiene ninguna fortaleza y que el negocio ha sido un golpe de suerte. O también podría ser que sí se tienen muchas fortalezas y hay ahí más oportunidades de negocio que no han sido explotadas.
Todo empieza con un viaje de introspección corporativa y lo que se encuentra en éstos, podría cambiar totalmente el rumbo de la estrategia del negocio.
Cuando empiezas a darle forma a una idea de negocio, desarrollando el concepto, se empieza a generar un cariño al proyecto.
Una vez que se empieza a hacer tangible en elementos físicos como imagen, look and feel, comunicación y hasta personas, irremediablemente se vuelve un hijo al que quieres ver correr.
Anoche un proyecto vio al fin la luz y el orgullo de ser parte de los sueños de alguien más se sobrepone a todos los obstáculos vividos. Ver todas esas ideas al fin siendo disfrutadas por la gente para la cual fue concebido es más allá de un placer, una inyección de energía y felicidad.
Gracias al equipo fue posible, un abrazo y mi más sincero agradecimiento por las horas invertidas.
La primera idea llega en un contexto perfecto para que nos enamoremos de ella: es la la luz al final del túnel, viene a salvarnos, está preciosa, nos costó un trabajal…
Y podría ser que viene a resolvernos la vida, pero, ¿y si no?
Hay que agarrar la costumbre de someter esa primera idea a unas pruebas de ácido. Hay que hacernos más preguntas; hay que someterla a un abogado del diablo; hay que dejarla descansar por unos minutos o un día o varios días y después volver a verla con ojos frescos; y , por sobre todas las cosas, tenemos que lograr verla como si fuera la idea de alguien más y no nuestra. Así es como vamos a poder verla objetivamente.
Y si después de todos esos análisis y pruebas resulta que hay que descartarla, ya sea por qué surgió una mejor, o porque definitivamente ésta no va a resolvernos el problema, entonces no te ofendas, da el brinco, olvídate de esta idea y vamos a pensar a la siguiente.
Si ya estuviste años analizando. Si ya estuviste leyendo, estudiando, imaginando. O si ya tuviste la oportunidad de traer a un profesional, y te explicó su método y te pareció correcto, confía en el proceso y deja que las cosas vayan construyéndose.
Si existe un método y te gustó cómo sonaba, deja que las personas diseñen, propongan y exploren el problema. Entre más control quieras tener, entre más estrés y ansiedad le inyectes al equipo, más estrecha será su visión, y la solución carecerá de creatividad.
Ahora que, si tu equipo de profesionales no posee un método, bien podrías echar a correr de una vez.
“We were on a break!” Grita Ross y sale del cuarto. Ross y Rachel entraron y salieron de breaks y al final acabaron juntos. Y ya sé que todo lo anterior delata totalmente mi edad.
¿Se pueden llevar las relaciones laborales como relaciones personales? ¿En que momento surgió eso de que “no vengo a hacer amigos al trabajo”?
Las relaciones laborales son algo profundamente humano. Y como tales, están llenas de información imperfecta, confusiones y emociones. Ante tal lista de sesgos, nuestras decisiones están lejos de ser perfectas. Pero hay la creencia de que una vez tomada una decisión hay que llevarla hasta sus últimas consecuencias. Si no, evidencia debilidad. Nada más estúpido.
Si en nuestras relaciones sociales, de noviazgo, matrimoniales, etcétera, antes de decidir le damos varias vueltas y antes de romper una relación definitivamente (que tenga al menos potencial) le damos más de una oportunidad, ¿porqué actuar de otra manera en nuestro ámbito laboral?
Bueno, ahí dejo la pregunta…