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Todo para los weirdos

En cada mercado existen categorías de personas que se comportan de manera diferenciada. Si vemos la distribución, siempre se forma una campana.

Existe un gran porcentaje de personas que se encuentran en el medio. Ellos son, justamente, el promedio en cuanto comportamientos. Y existe un porcentaje muy chiquito de personas a cada extremo de la campana: los entusiastas y los “últimos”. Éstos últimos, los últimos, son los que menos nos interesan.

Son los entusiastas a los que deberíamos observar, entender, amar y atender: los weirdos.

Son raros no solamente por sus escasos números, son raros porque tienen en su interior un deseo apasionado por ser los primeros en tener o vivir lo que sea que esté relacionado con su pasión.

Si logras entender aquello que los impulsa y apasiona; si puedes volverte uno de ellos; más aún, si puedes convertirte en su líder, enseñándoles cómo pueden llevar su pasión a un nuevo nivel, entonces tendrás a cambio su amor incondicional.

Ellos van a recibir con amor todo lo que les mandes; van a usar, comentar, retroalimentarte; van a recomendarte y entonces sí, el resto de la campana vendrá buscando aquello que el 10% tanto alaba: tu marca.

La decisión es dificilísima…atenderlos a ellos significa dejar a un lado a un 90% del la categoría. Pero ojo, eso es al principio, después todo estará bien.

Ese es el verdadero valor del enfoque en un segmento de locos, raros entusiastas: el evangelismo de marca.

Ojo: no confundir lo descrito con buscar atender solamente fans de harry potter o de star wars. En cada industria, cada mercado y cada categoría existen estas campanas. Hay que hacer análisis para poder identificarla… En tu industria, ¿quiénes son los weirdos?

Dinos que sientes y piensas…

No hay experiencia perfecta

Entonces, ¿Por qué la gente espera justamente eso?

Los estándares han subido. Muchas empresas, al enterarse que la lealtad y el evangelismo se generan a partir de las experiencias de marca, han puesto enfados en generar experiencias extraordinarias como medio principal de diferenciación.

Ha puesto la muestra Apple con su diseño de producto donde en la experiencia, el usuario aprende a usarlo de manera intuitiva. Tesla, matando a las empresas automotrices con un producto extraordinario, pero con un servicio de venta y postventa fuera de serie.

También suben la barra los shows en TV y streaming como chef’s table, wobi, the profit, donde se exhiben empresas y experiencias alrededor de todo el mundo, en las cuales, la excelencia en el servicio y en el producto no sólo son resultado de la casualidad, sino que se construye de manera deliberada por medio de los líderes y la cultura de una marca.

También suben la barra los líderes de opinión del estilo de trendhunter y coolhunter, mostrando lo último en entretenimiento, moda, diseño, etc.

De manera especial, la están subiendo miles de negocios micro: restaurantes, mezcalerías, artistas, diseñadores de moda, sastres, fundados por apasionados dueños de negocio, que han seguido sus sueños y están entregando el mejor producto. Antes no nos hubiéramos enterado, hoy, esos millones de experiencias extraordinarias mipyme tienen cara y voz para millones a través de las redes sociales.

Todo eso contesta nuestra pregunta con la que empezamos: ¿Por qué la gente espera una experiencia perfecta?

Aunque nunca lo hayamos experimentado, lo hemos vivido a través de medios indirectos. Ya hay una expectativa alojada en la mente. Y siempre, siempre, nuestros cerebro compara la experiencia real con la expectativa en nuestro cerebro.

El poder de los rituales 1 de 2

Una serie de acciones , ligadas a un fin ulteriores, ayudan a la mente a seguir enfocada.

Las rodadas de Harley Davidson. Los disfraces en el estreno de cualquier nuevo episodio de Star Wars…

Los rituales ligados a las marcas, hacen que los miembros de esa subcultura sigan fieles a la comunidad a la que orgullosamente pertenecen.

Para el cerebro, los hábitos eficientan el uso de la energía: menos decisiones tienen que ser hechas. Los rituales ayudan a crear y mantener hábitos. El hábito de amar, comprar, usar y evangelizar.