Tag Economía del comportamiento

Todos en la arena de batalla

El mundo, con el avance tecnológico en forma de celulares omnipresentes y redes sociales, generando una comunicación a un costo de prácticamente cero, nos lleva a tener incidencia, al menos potencialmente, en todo el resto de del planeta.

Eso nos lleva a que, si queremos prosperar, tendríamos que competir por los recursos con absolutamente todos los habitantes del globo. Fuf, abrumador, ¿no?.

El primer error sería ver el mundo como una arena de batalla: Cuando estás bajo un esquema mental de suma cero, las oportunidades se contraen y diseminan. Debemos encontrar la manera de cambiar nuestro chip hacia una visión de abundancia. No es tan difícil si buscamos la evidencia correcta.

El segundo error sería ver a todos como competencia, y no como potenciales aliados. Todos necesitan de alguien en algún momento de sus vidas. Nadie es autosuficiente, a menos que te vayas a vivir a la montaña y aprendas técnicas de supervivencia como Bear Grills.

Si vemos al vecino con compasión (con la intención genuina de que sea feliz) y luego lo conocemos y entendemos, encontraremos un terreno común en el cual las motivaciones suyas y nuestras se alinean. Es en ese terreno común, e identificando oportunidades donde, en lugar de competidores, podríamos encontrar aliados valiosísisimos para nuestra propia realización y prosperidad.

Dinos qué piensas y sientes…

Galleta gourmet para tu perro

Pero, en realidad, no es para tu perro. Es para tí.

No es que vayas a comerte la galleta. Pero lo que sí te has comido es la historia de que tu perro necesita esa galleta para ser feliz.

Y no me mal entiendan, ¡Amo a los perros! Hacer feliz a nuestros perros está súper. Ellos nos hacen felices, deberíamos buscar también su felicidad, y si la galleta gourmet los hace felices, démosles a montones.

El punto interesante aquí es que, obviamente, las empresas no mercadean éstos productos a los perros, aunque muchos dueños los dejen viendo la tele. Estos productos se mercadean a los dueños. Y generalmente, la narrativa mostrará un perro feliz que se merece esa galleta porque es un tipazo con su dueño. Entonces, como el perrito se lo merece, hay que comprársela y hasta remordimiento de consciencia tendremos si no se la compramos.

¿Qué tan ético es apelar al remordimiento de alguien para impulsarlo a adquirir un producto? ¿Qué sentimientos genera en las personas? Como dijera Yukai Chou, es #blackhat #gamification. Es útil: genera resultados de corto plazo. Pero, ¿Cuál será el sentimiento de las personas en el largo plazo?

Dinos qué piensas y sientes…

¡Qué bueno! Que se friegue…

“Qué bueno que le esté costando trabajo. Así las cosas caerán por su propio peso”.

Así me dijo un empleado de un cliente, refieriéndose a uno de sus compañeros.

La idea de que le vaya mal a una persona en una organización sea una buena noticia, habla de una descompsición en su cultura. Puede ser que dicha persona no ha sido el mejor compañero. Puede ser que ha destacado muy por encima de los demás. Puede ser que sea torpe, holgazán o malintencionado. Pero pensar que si le va mal algo bueno puede salir de ahí, es no entender la estrategia y las consecuencias negativas para el negocio. En el peor de los casos, es querer que le vaya mal a esa persona y al negocio.

Muchos empleados insatisfechos boicotean a sus propias empresas. Los niveles superiores ni se enteran. O se dedican a apagar fuegos sin saber qué los causó, o se dedican a subir la escalera corporativa ellos mismos. De cualquier manera, ¿cuál debería ser la respuesta correcta ante un elemento podrido?´¿Cuáles son los comportamientos que la organización propicia, al premiarlos o castigarlos, ya sea, de manera formal o informal?

Va una visión ideal: la persona que se ha percatado de ese elemento negativo se acerca a ella, intenta averiguar el problema, intenta apoyar para resolverlo, intenta integrar a ese elemento por medio de la empatía. Esa persona sabe que si le va mal a esa manzana podrida, le val mal al desempeño, se queda mal con los clientes y le va mal al negocio, lo cual rebota, siempre, en el resto de las personas.

Si lo anterior no surte efecto entonces deben exisitr los canales de comunicación adecuados para exponer las preocupaciones, soportadas de elementos objetivos.

Los líderes toman acción y transforman, tamizan o transfieren y en el último de los casoss, terminan la relación.

Pero todo eso únicamente sucede en una cultura abierta, honesta, positiva. Una cultura que impulsa el desarrollo de las personas. Que se preocupa por su bienestar.

Dinos lo que piensas y sientes…

El poder de los retos virales

Fear of missing out + necesidad de pertenencia + status + posibilidad de influenciar…

La mezcla de 4 poderosas fuerzas que moldean el comportamiento, hacen que un reto en redes sociales sea súper difícil de dejarlo pasar sin siquiera intentarlo por lo menos una vez:

FOMO: Fear Of Missing Out. Ese sentimiento que puedes reconocer con facebook al no poder checar el feed por muchas horas. ¿Qué tal que pasa algo y no lo veo? ¿Y si todos los han visto y yo no?

Necesidad de pertenencia. Cuando formamos parte de un grupo, y ese grupo hace cosas, tenemos que hacer esas cosas. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de dejar de pertenecer, o por lo menos, ser un marginado del grupo.

Status. Cuando lo intentamos ya tenemos puntos con nuestro grupo social, pero, si logramos superar el reto, wow, ahí sí que ganamos muchos más puntos y escalamos en la jerarquía del grupo. Estaremos de moda, aunque sea un instante.

Posibilidad de influenciar. Hacer el reto nos abre la posibilidad de decirle a nuestros amigos que lo intenten. La presión social es más efectiva cuando el que ejerce la presión se ha legitimado.

Cada uno de esos puntos es una inyección de dopamina, oxitocina y adrenalina ente otros compuestos químicos que nuestro cerebro genera como recompensa. Ahora, júntalos todos y tienes una receta de influencia social y de comportamiento, altamente viralizable.

Dinos que piensas y sientes…

Desconfianza de ensueño

No hay testimoniales. Tampoco encuentras la ciencia que lo respalda. Busqué uno, sólo un módulo de prueba, para ver si esa app era para mí, y no tenía.

Independientemente de si la app funciona (que aún no sé, porque no llegué a probarla) dreamsgen cometió pecados de mercadotecnia que le quitarían el sueño a cualquier gerente o director de customer experience.

Tómate un minuto para platicar los qué piensas y sientes…