Llame… ¡ya!

Si estás en el negocio de la consultoría, deberías esperar que tu cliente estuviera llamándote mucho.

Debería sentir la confianza para platicarte lo que le apasiona, lo que está sucediendo en el día a día y también lo que le quita el sueño. Y eso nunca va a pasar si no siente que eres parte de su empresa.

Para que el cliente sienta que eres de casa tienes que de verdad serlo, no hay medias tintas: o te enamoras de su negocio, lo entiendes, lo vives en carne propia, lo sueñas creciendo; o el compromiso a medias y el interés económico va a terminar por llevarlos a una relación de cuenta chiles, intercambiando minutos por centavos.

Si tu cliente te llama temprano por la mañana y te dice “Se me ocurrió ésto anoche, ¿cómo ves?”, sonrie y vuélcate en el tema.