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Es mío

No porque quieras un negocio, aunque quieras mucho tenerlo, significa que el universo (o alguien, quien sea) te lo debe, ni que vas a tenerlo simplemente porque te lo mereces.

Para efectos prácticos, nada, por mucho que quieras tenerlo, significa que lo tendrás.

Hay que chambearle, y mucho. Y tal vez lo logres y tal vez no. Pero si no pones el esfuerzo y el trabajo por delante nunca va pasar.

El clímax del año

Si ya sé, todo mundo sale con sus propósitos de año nuevo y así. Pero sean indulgentes conmigo por un momento, quién sabe qué podría pasar.

Haciendo cuentas, queda poquito más del 10% del año. Unos 40 días.

Curiosamente, también es un poco menos del doble de lo que se requiere para adoptar hábitos.

Entonces, ¿Qué tal ponerte una meta super agresiva? Una en la que tengas que trabajar todos los días por 40 días.

Imagina llegar al final del año, habiendo cumplido esa meta. Pasarás las fiestas mucho mejor, y el inicio de año tendrás un momentum extraordinario.

¿Cómo ven? Mi meta es redefinir el modelo de negocio de toda mi empresa….qué nervios.

Esperando las cerezas

Cuando se siembran algunos árboles frutales, en algunos casos, hay que esperar años antes de que el árbol esté lo suficientemente maduro para poder dar frutos.

Por ejemplo, al querer tener un cerezo desde la semilla, primero hay que pelarlo con cuidado, romper la cáscara externa con un martillo. Después debe refrigerarse y el proceso de germinación puede tardar hasta 6 meses en nacer el brote. De ahí, al plantarlo, el árbol crecerá hasta alcanzar su tamaño de adulto, y años más tarde tendrás, con suerte, las primeras cerezas.

En la vida y los negocios algo similar sucede: hay que hacer cosas, invertirle tiempo y dinero en actividades que por muchos años no sabemos si darán fruto o no.

El esquema mental de trabajar en algo de largo plazo no viene implantado en el ser humano. Se tiene que desarrollar. Y requiere mucha paciencia y determinación para no abandonar un proyecto que no rendirá frutos en el corto plazo.

Curiosamente, lo que más satisfacción y rendimientos genera, es justamente lo que más tiempo lleva en construirse.

Lo maravilloso de pensar que hay para todos

Piensa en las historias de extraordinarios éxitos hace unos 50 años. Tanto en la vida artística como en los negocios.

Un artista exitoso, ¿cuantas copias vendía? Michael Jackson llegó a vender 23 millones en toda su carrera. Ahora un artista de mediano éxito puede llegar a millones de reproducciones en Spotify. No es el rey absoluto, pero su base de fans es mucho mayor que la del rey del pop en su tiempo.

¿ Y con los negocios, cómo se comporta el mercado?Exactamete igual. ¡Y esa es la mejor noticia que puedas escuchar hoy! ¿A cuánta gente atendía un negocio exitoso hace 50 años? Difícilmente llegaba a decenas de millones. Y hoy, dejando a un lado a los Apple, los Microsoft, etcétera, un negocio puede llegar a miles de personas. MILES. ¿Cuántas personas necesitas para hacer un negocio exitoso?

Profundizando, si ves en términos de porcentaje o participación de mercado tu meta de negocio, vas a llorar. La probabilidad de construir, desde cero, algo que vaya a ser el número 1 es bajísima. Pero, ¿quién quiere ganar en la carrera de la participación de mercado? Es pura vanidad. Si piensas que tu negocio requiere millones de personas para ser exitoso ya puedes ir acostumbrándote a nunca construir nada.

Ahora piensa en los dos criterios, que, a mi parecer, deberían ser los mas importantes:

1) Cuántas personas puedes y debes alcanzar, atendidas extraordinariamente.

2) Cuántos ingresos generara el negocio con esos números.

Aquí la palabra clave es EXTRAORDINARIAMENTE. Si necesitas más personas de las que puedes atender extraordinariamente para poder hacer rentable el negocio o llevarte a los ingresos que tienes como meta, ya estás pelas.

Por otro lado, si tienes en tus manos un negocio bien planteado, escalable, necesario y que de hecho genera valor atendiendo una necesidad, lo más seguro es que hayas llegado a los miles de personas en tu cálculo.

Tienes que alcanzar unos cuantos miles de personas en un mundo de 7.500 millones de personas. No es “nada”. No es ni el 0.0001 %. La cosa se ve más fácil, ¿no? Y aún así siguen siendo miles de personas.

Y lo más impresionante es que hoy les llamamos nichos.

Cuando el enfoque es rey

Para esas privilegiadas y atormentadas mentes, para las cuales la producción de ideas y conceptos es continuo.

Esas mentes tienen la fortuna de nunca detenerse. Ni los aciertos ni los fracasos las frenan. Siguen produciendo y lanzando y probando nuevas cosas. Esas mentes tienen el potencial de transformar equipos, empresas, industrias y el mundo.

Pero también, por lo general, son su propio peor enemigo, porque al estar sacando todo el tiempo algo nuevo, lo anterior o deja de ser interesante o simplemente no hay tiempo para ver que llegue hasta sus últimas consecuencias.

Si se logra someterlas a un ejercicio de introspección, prelación y eliminación, pueden convertirse en un motor de innovación. Si no se logra, es mejor dejarlas que se vayan como cometa y no dejarlos quebse conviertan en juggernaut.