El poder de los rituales 2 de 2

La Godínez organizando el pastel para cada cumpleañero. La cena de fin de año. Las “novatadas”.

Hay un significado más allá de lo canal que parecen. Generan hábitos. Generan vínculos. Las personas se sienten parte de un grupo, y ese grupo se convierte en la comunidad a defender de extraños, lo cual arraiga aún más el sentimiento de pertenencia.

Sentirse parte de algo más grande que uno mismo permite al cerebro dotar de significado nuestras acciones, nuestro estrés y hasta nuestros fracasos. Pero también dota de significado ante el día a día. Antes, los rituales conectaban con lo divino y preparaban para la batalla.

Así, los rituales en el lugar de trabajo dotan de sentido, pertenencia, bienestar, hábitos, productividad y hasta diversión.

¿Cuál es el ritual que existe en tu empresa y en ninguna otra?

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Una serie de acciones , ligadas a un fin ulteriores, ayudan a la mente a seguir enfocada.

Las rodadas de Harley Davidson. Los disfraces en el estreno de cualquier nuevo episodio de Star Wars…

Los rituales ligados a las marcas, hacen que los miembros de esa subcultura sigan fieles a la comunidad a la que orgullosamente pertenecen.

Para el cerebro, los hábitos eficientan el uso de la energía: menos decisiones tienen que ser hechas. Los rituales ayudan a crear y mantener hábitos. El hábito de amar, comprar, usar y evangelizar.

El traje de invisibilidad

Cuando no se es accountable, las probabilidades de supervivencia de negocio, se reducen dramáticamente. Y nadie va a estar diciéndotelo.

El porcentaje de clientes que te lo dirá es casi nulo. Para ellos, es más fácil comerse su coraje y luego despotricar con familia, amigos y redes.

Para ellos, es más fácil sustituirte cuando no eres accountable. Es como si poco a poco fueras tejiendo un traje de invisibilidad albrededor de tu negocio.

La chamba se le carga al que siempre cumple. Las personas, jefes y clientes, le avientan todo al que siempre dice que sí. Aunque ese también es un problema. Luego platicamos acerca de aprender a decir si, pero en otros términos.

Abraza la incertidumbre

Cuando se empieza cualquier proyecto es imposible conocer el resultado final. A veces, la mayoría de las veces, ni siquiera sabemos cómo queremos que se vea eso que tiene que hacerse. Incluso si sabemos como debería verse, la probabilidad de llegar a eso, de manera perfecta, es virtualmente imposible.

Por eso, hay que recibir a la incertidumbre como parte de nuestras vidas. Obvio genera estrés. También genera conflicto.

Pero, por otro lado, genera colaboración y compañerismo. Genera mayores sentimientos de logro y realización. Y lo más importante, genera resultados que ni siquiera nos imaginábamos. Con suerte y esfuerzo, exponencialmente mejores de lo que imaginábamos.

Llame… ¡ya!

Si estás en el negocio de la consultoría, deberías esperar que tu cliente estuviera llamándote mucho.

Debería sentir la confianza para platicarte lo que le apasiona, lo que está sucediendo en el día a día y también lo que le quita el sueño. Y eso nunca va a pasar si no siente que eres parte de su empresa.

Para que el cliente sienta que eres de casa tienes que de verdad serlo, no hay medias tintas: o te enamoras de su negocio, lo entiendes, lo vives en carne propia, lo sueñas creciendo; o el compromiso a medias y el interés económico va a terminar por llevarlos a una relación de cuenta chiles, intercambiando minutos por centavos.

Si tu cliente te llama temprano por la mañana y te dice “Se me ocurrió ésto anoche, ¿cómo ves?”, sonrie y vuélcate en el tema.