Deja de vender

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Hace 60 años, la gente estaba asombrada por todo lo nuevo que podían ofrecerles las empresas. Ver una nueva lavadora, una marca de ropa del otro lado del mundo, no sólo causaba asombro, sino deseo y hasta estatus al adquirirlo.

La figura del vendedor viajero, el que iba de ciudad en ciudad, y de casa en casa haciendo cambaceo, era vista como alguien chambeador, con una vida difícil pero exitosa.

Las grandes empresas empujaban su marca y sus productos en radio y TV, y con eso era suficiente. Los consumidores les creerían sin dudar acerca de todos los atributos maravillosos de sus productos.

Las cosas han cambiado: Ya no hay asombro de parte de los mercados, ya no hay novedad. El ritmo de la innovación se ha acelerado a tal grado que las personas se han acostumbrado a los nuevos gadgets y sus funciones. Las marcas ya no pueden confiar en que publicitando venderán.

Entonces hay que dejar de vender. Ahora hay que enamorar y dejar que la gente venga a ti. Y una vez atendidos, reenamorarlos.

El primer paso en el camino al enamoramiento de evangelistas de marca es justamente la creación de la marca por medio de un Brandlove.

Y ya no es suficiente diseñar una marca y publicitarla hasta el cansancio. Ahora la forma de crear y CONSTRUIR una marca es generando y entregando valor al ecosistema que estamos sirviendo.

Desde el principio hay que dar algo que entretenga, eduque o inspire a tus clientes potenciales. Que les ayude en su vida diaria. Que les permita integrar tu marca a su cotidianeidad. Y sólo entonces, una vez enamorados, entonces sí puedes abordar el tema de hacer negocio con ellos.

Por eso, en vez de crear un comercial ingenioso, hay que identificar oportunidades de crear valor.

Dinos que piensas y sientes…

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